lunes, 27 de febrero de 2012

Inseguridades



Finalmente lo hice. Ahora pertenezco a la Sociedad de Cuentacuentos.
No importa si en un futuro me arrepiento, quizá porque no pueda abandonar o no tenga toda la libertad me que gustaría tener.
La libertad es algo demasiado difícil de conseguir, todo el mundo está preso en algo. Incluso en sus propios pensamientos y actos.

Puede que no tenga mucho tiempo para encontrar a Phoenix.
Pero no soy tan impulsiva como para aceptar misiones por doquier sin haber entrenado antes con mi habilidad o con cualquier otra arma. Soy débil y mi propio poder me controla.

Un poder que al parecer es de nacimiento.
Phoenix siempre me ha resultado un ser misterioso, un libro cerrado con una cerradura que no se deja nunca forzar. Aunque yo tampoco he querido obligarle jamás a que me hablara de sí mismo.

¿Quién eres, Phoenix? ¿Conocías ya ese detalle sobre mí?
Tantos años... y sé de ti lo mismo que supe al principio de conocerte. Solo tu nombre, tu condición y pocos detalles más.

¿Dónde estás? ¿Acaso tienes algún enemigo? ¿Tiene que ver tu desaparición con tus sentimientos hacia mí?
Ya me contaste una vez que mataste a un hombre por ello, por el simple hecho de que has cambiado tu visión de mí.
O puede que se trate de alguien a quién yo misma he molestado...

Pero ya no me importa el por qué. Solo quiero averiguar dónde. Encontrarte y salvarte. Me siento como si ahora yo fuera la amiga imaginaria. Sé que puedo y lo haré.

Aunque me cueste la libertad. Aunque me cueste la vida.

Y después... prométeme que recibiré al menos una explicación.
Muéstrame tu verdadera identidad para conocer a esa persona de la cual me estoy enamorando y saber... si debo continuar haciéndolo.

2 comentarios:

  1. Comienza una nueva etapa, una nueva aventura. Son tantos los interrogantes que encontrarás en tu camino...
    Ahora es el momento de decidir qué Enigmas quieres resolver, por cuáles arriesgarás la vida y cuál es el precio que pagarás.

    Buena suerte, joven Chrystalle.

    ··Bufona··

    ResponderEliminar
  2. El peligro es como una enorme sombra que parece no querer perderse nunca el rastro de nuestros pasos, ni tan siquiera con la usencia de luz. Decidir asumir ese peligro por lo que uno estima y valora, por proteger, ayudar o luchar por alguien, nos hace un poco más fuertes cada día. Ya ves, en el fondo es todo un entrenamiento.

    ... Supongo

    ResponderEliminar