sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz año nuevo



Soledad



He hecho muchas locuras hasta entonces. Pero ahora... me pongo a pensar en si realmente debí vivirlas. ¿Y si... algunas de ellas ha traido como conseciencia esto?
No me importa que me salga mal alguna, que me equivoque o que me hagan daño a mí. Pero nunca quise causar mal con ellas. No lo entiendo. Lo lamento si alguna vez herí a alguien sin pretenderlo, si toqué algo que no debía o me lo llevé incluso. Es cierto, me arrepiento si esa es la causa de mi desdicha. Porque no merezco tantas desgracias como las que he vivido, ¿he hecho algo mal durante mi vida? Siempre me he definido como una buena chica que solo quiere vivir... ¿por qué tanto dolor?

Lo que me ocurra me es indiferente, ya estoy acostumbrada. No quiero dolor, no solo mío, sino de nadie. Ninguna persona merece sufrir.

¡Lo lamento de verdad! ¡No pretendía causar dolor o fastidiar algún plan! Desconozco el motivo de este castigo, pero no es justo que tenga que sufrirlo otra persona. Él solo quiere estar conmigo, y me sigue a toda aventura que propongo. Es más que un amigo, es mi familia. No me importa lo que me hagan a mí, pero por favor... devolvédmelo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

El ultimo

Unos dias algo apacibles, en los que parece que algunas cosas comienzan a ponerse en orden. Aunque sea un intento, comenzaba a olvidarme de lo que era la tranquilidad. Lo tomare como un pequeño descanso, si se puede decir asi. Pero las nubes en el cielo, oscuras, no terminan de desaparecer. Al menos, puedo ver la señal de que algo malo va a llegar.

Llegados a este punto, no siento un intenso miedo que me paraliza cada vez que me paro a pensar. No hay un terrible peso que no permite descanso. Hay una relativa tranquilidad que a la vez preocupa. Tal vez sea el modo de apartar el miedo, el momento de derrumbarse, para cuando llegue el final.

Lo hecho, hecho esta. No tengo modo de volver atras, por mucho que me arrepienta. Ahora, por fin puedo dejar de arrepentirme de no haber compartido todo, los errores y los aciertos. Merece la sinceridad que no le he dado hasta ahora, mientras esta a tiempo. Puede redirigir su vida o seguir como estaba, pero la decision es completamente suya, con todas las cartas en sus manos.

Y ojala no siga esta apatia que a la vez me carcome en el pecho

martes, 20 de diciembre de 2011

Nuestras normas

Podría decirse que aquel lugar quedaba aparte del resto del mundo, alejado de miradas indiscretas y oídos imprudentes. Cualquiera de los presentes en la reunión podría haber dicho algo como “jugar con las palabras es más peligroso de lo que dice la creencia popular”, y posiblemente no hubiera caído en un error al hacer tal afirmación.

Apenas hacía unos segundos que había llegado el último de ellos, con un acostumbrado retraso que los demás tendían a disculpar, aunque unos con más reproches que otros.
En otros tiempos habían utilizado amplias capuchas, e incluso algún tipo de artimaña para cubrirse el rostro, pero hoy por hoy todos habían concluido en que no hay nada como saber con quien vas a bailar.

- Llegas tarde – con el mismo tono altivo de siempre, Zaara se encargó de recordárselo
- Lo sé, lo sé, lamento la tardanza pero he tenido un pequeño percance con un… - el hombre hizo una exagerada inclinación antes de unirse al círculo donde los demás aguardaban, unos sentados y otros en pie
- No importa Olfen, unos minutos más no nos iban a solucionar nada – uno de los presentes le dirigió la palabra con una sonrisa cómplice
- Gracias, Vontière – le respondió
- ¿Os habéis enterado? Parece que habrá guerra – Filia Van Tassel dio un ligero paso al frente y con la mirada buscó apoyo entre sus compañeros - ¿No podemos hacer nada?
- No es asunto nuestro, señorita Van Tassel – sentado en un sillón oscuro, Medrost ni siquiera había levantado la vista, sino que jugueteaba con un pequeño trozo de cuerda entre los dedos
- Pero… nosotros… ellos… - la joven lo miró con expresión de protesta, sin atreverse a hacerse oír
- Es lamentable, pero tiene razón, Filia, son las normas, nuestras normas – otro de los presentes se acercó a ella y le puso una mano en el hombro, gesto al que ella respondió con un leve asentimiento
- Lo sé, Caronte…
- En cualquier caso, creo que no es el tema de discusión, caballeros, señoritas… - uno de los hombres dio un paso al frente dirigiéndose a los demás con un tono calmado
- Creo – una última voz femenina se incorporó a la conversación – que como dice el señor Shelderh Krum, el tema a discutir es mi antecesora, la señorita Juliana Vontière
- Precisamente, gracias Sybila – le respondió con un leve asentimiento
- ¿Qué hay que discutir? Rompió las reglas, ¿no? – Olfen se deshizo de la capa y con un gesto rápido la lanzó y ésta quedó colgando en el aire
- Y no solo eso – añadió Zaara – sino que además atacó a uno de los nuestros
- Permitidme recordaros, señorita Zaara Craden, que vosotros fuisteis los mismos que al señor Caronte y a mí nos exiliasteis porque la señorita Vontière, mi hermana, lo propuso – y añadió con una sonrisa – Así que disculpadme si ese tono vuestro de ofensa me lo tomo más como una burla que como indignación
- Záchary… - Caronte negó con la cabeza – Está bien, es agua pasada, el tema que nos atañe ahora es decidir cómo la tendremos en consideración a partir de ahora
- Quizá podríamos localizarla y hablar con ella, puede que tenga una explicación, o un buen motivo – Filia se retorcía los dedos, ligeramente nerviosa
- Me temo que para la señorita Vontière su propio interés es un buen motivo – Medrost exhaló un suspiro y se levantó despacio del sillón apoyándose en los brazos del mismo
- Me pregunto qué sugerís, señor – inquirió fijando sus ojos claros en los del viejo mago
- Sybila Gálvanarh… si de mi dependiera, la señorita Vontière sería pasto de las pesadillas desde este mismo momento
- Sabe demasiado sobre nosotros – añadió Olfen – Por mucho que me moleste, coincido con él
- No sería la primera de nosotros en abandonar el Espejo y conservar su vida – gruñó Zaara
- Hay una diferencia, señorita Craden, de aquel que nos dejó podemos fiarnos, en esta ocasión no podemos afirmar lo mismo – objetó Shelderh con serenidad
- Totalmente de acuerdo. No es el mismo caso ni mucho menos, no solo cambian las circunstancias, también de quien se trata – Caronte, que mantenía la mano en el hombro de Filia, le dio un leve apretón. Comprendía hacia dónde se encaminaba la situación y conocía a esa jovencita lo suficiente como para saber que estaba algo más que incómoda
- Habláis de… acabar… con su vida… ¿no? – dudó ella
- Es un castigo más que justo, merecería un trato mucho menos piadoso – sentenció Záchary escrutando con la mirada a los demás
- Estoy segura de que os encantaría aplicar la sentencia vos mismo. Con gusto dejaríais caer la guadaña sobre su cuello… ¿o quizá hacerla probar de su propia y… ardiente medicina? – Zaara sonrió maliciosamente
- Creo que no necesito recordaros nuestro primer encuentro, señorita Craden – le respondió él con voz tranquila y rabia tras los párpados – o en cualquier caso, creo que no os complacería revivirlo
- Eso sería divertido… - murmuró Olfen para sus adentros, por suerte sin llegar a ser oído por los demás
- Suficiente – les interrumpió Medrost y comenzó a enredar la cuerda con la que jugaba en sus dos dedos índices – En mi opinión la pena está clara – concluyó tensando el cordón con tanta fuerza que una gota de sangre resbaló por ella y se precipitó contra el enorme espejo que cubría el suelo

Se hizo el silencio y todos los reunidos fueron asintiendo con la cabeza… todos excepto una jovencita rubia de apariencia apesadumbrada que solo afirmó:

- Todos podemos cambiar…
- No, Filia… todos no – Shelderh pasó a su lado y le acarició ligera y discretamente el dorso de la mano
- Sea pues – Olfen se frotó las manos – ¡De ahora en adelante la señorita Juliana Vontière queda declarada persona non grata!
- Entonces… - concluyó Zaara – Que de comienzo la caza

domingo, 4 de diciembre de 2011

"La comedia fue creada para enmascarar el drama que actúa en el mundo."
Edward Austen

¿Hasta dónde?


No sabía como decirle que no. Estaba sobre mí y yo me dejé llevar como una niña asustada que se había perdido y no sabía hasta donde llegar o... si era mejor quedarse sentada esperando.
Y no quiero decir con esto que no me gustase, ¡en absoluto! Fue la sensación más agradable y, para que mentirme, placentera de toda mi existencia.
Sin embargo estaba inmóvil, quería que parase, pero al mismo tiempo que continuase. "No es el lugar, ni el momento" Pensaba constantemente. Pero me aliviaba pensando: "Pero es con él."

Sentí un gran alivio cuando me susurró con tranquilidad y dulzura: "Aquí no". Y sentí la brisa del mar refrescar aquella atmósfera cálida.
La próxima vez...

sábado, 3 de diciembre de 2011

Control


El futuro es como un caballo desbocado, y hay que coger las riendas.

Deuda

Y aquí me hallo. Quiero dar un consejo a todo aquel que pueda leerme la mente, o en su defecto, leer este escrito, sobre lo que NO hay que hacer cuando has bebido sangre de ninfa (en mi caso, una de aire) y está en proceso de transformación.
"No le des la mano a una ninfa". Porque más que nada te obligará a terminar el proceso de transformación.

Y con esto quiero decir...¿¿Por qué mi cuerpo es completamente de aire?? O bueno, afortunadamente (o desgraciadamente) lo era hasta hace poco.
Ya sabéis... entre que no podía sentir contancto físico con nadie y que al volver a mi camarote Phoenix estaba... diferente. Con sus manchas negras recorriendo su cuerpo y demás, pues no era el mejor momento ni el mejor lugar para transformarme en un ser hecho de aire.

Como iba diciendo, tuve la "suerte" de que alguien acudiera en mi ayuda. Petrelli había llegado como si... como si tocas la campanita del castillo de Ushar y llega entonces Ardeth... pues no sabría decir si toqué alguna campanita dentro de mi cabeza.
El trato fue simple, él me hacía regresar a la normalidad, y yo a cambio pues... ya que no se le ocurría nada, le debía un favor futuro. Es un trato simple, ¿no?


Pude despertar a Phoenix, que tenía los ojos negros, y seguía con aquello que me explicaron; tenía que ver con tinta. Sin embargo, parecía no importarle... ¡será idiota! Y luego me pide a mí que me preocupe un poco más por mí misma. Pero es cierto que no podremos encontrar un remedio metidos en este barco.
En fin... de momento todo ha vuelto a la normalidad, si no contamos el aspecto de Phoenix y que tengo una deuda con un amable señor.

["Que me pida cortarle las uñas de los pies... please."]