jueves, 26 de diciembre de 2013

martes, 24 de diciembre de 2013

Un nuevo comienzo

El rugido en mi estómago.

Mi corazón late con fuerza.

El aire está más limpio que nunca, el sol brilla con tanta fuerza que me duele. Las nubes han recuperado la forma de antaño, dibujan criaturas, cuentan historias que dejé de contemplar cuando llegó la sombra. No hay oscuridad en mis ojos. No siento el ansia, ni el hambre, ni la quemazón en el pecho que lucha contra el instinto de sobrevivir.

Calma. Silencio. Nada se agita en mi interior, soy dueño de mí mismo otra vez.

Quizás los dioses les mandaron en respuesta a tantos años de súplica. Nunca imaginé que fueran a responderme de una forma tan ruidosa.
Es como volver a nacer. Veo de nuevo la luz que las tinieblas atrapaban, y se lo debo a ellos.

Doy vueltas al anillo en mi dedo anular.
“Enid, creo que es hora de iniciar otro cuento”.


No sé qué ocurrirá ahora, no sé qué misterios esconde la niebla de este extraño lugar llamado Londres. Solo tengo una certeza: por primera vez en mucho tiempo, estoy en casa.

Lecciones

“Buena travesía”
Es todo cuanto puedo decir, un par de palabras y una sonrisa, mis mejores deseos y un silencio que permanece conmigo.

De algún modo, la gente a la que estimo, acaba marchándose. Las he visto partir de tantas formas que podría escribir un libro. Unos han ido a la guerra, para no volver. Otros han marchado en pos de sí mismos y se han extraviado por el camino, convirtiéndose en algo que no estaban destinados a ser. La decepción ha hecho que algunos también se embarquen, quizás para siempre. La muerte se ha llevado a otros tantos y las aventuras han raptado a muchos, apartándolos a cualquier rincón del mundo.
Las despedidas, en fin, siempre me dejan un sabor amargo. Pensaba que no habría “adiós” posible que no doliera un poco. Y sin embargo y para mi sorpresa y alegría, aún tengo mucho que aprender.

“Buena travesía”, os deseo. Que las estrellas y los dioses estén con vosotros pero sobretodo, sobretodo… que no os olvidéis de ser quienes al fin y al cabo me han dado una lección:

Amarga es la despedida… salvo que te deje en los labios el sabor y la promesa del reencuentro.


Gracias.

lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Por qué?

Frío... como si hubiera pasado horas a la intemperie y una rociada me hubiera calado hasta el alma. Tengo el cuerpo entumecido pero a pesar de esta sensación las manos me arden en el lugar donde hace unas horas hubo runas dibujadas. Abro los ojos y agradezco que apenas haya iluminación, puesto que la poca luz que hay me araña las pupilas.
Al mirar a mi alrededor lo primero con lo que tropiezo es con la sonrisa tranquila de la señorita Filia Van Tassel. Esa sonrisa es condenadamente contagiosa y no puedo evitar devolvérsela.

- ¿Estáis bien, Zack? - habla bajito, sin llegar a susurrar
- Vivo... lo cual creo que es... - mi sonrisa se borra, "y si yo estoy vivo..." - Señorita Van Tassel, la muchacha, ¿está...?
- Viva, y sorprendentemente ilesa. Moristeis, Zack... ella y sus amigos os trajeron de vuelta con ayuda de Kaliana
- Me... ¿trajeron? - mi preocupación se desvanece, se cambia el puesto con la sorpresa, aunque por una vez es una sorpresa agradable - El resto de ellos, ¿cómo están?
- Heridos, recuperándose de sus lesiones y tomando algo caliente. Alasther está bajo nuestra guardia y así permanecerá hasta que El Espejo se reúna. Ellos quieren hablar con nosotros, es lo mínimo que les debemos
- Tenéis razón, señorita, es lo mínimo... - asiento terminando de incorporándome


"¿Por qué me han salvado la vida?"

domingo, 1 de diciembre de 2013

Inalcanzable


Al fin entre mis brazos, su mano entre las mías.
Quizás sea cierto después de todo que no se puede coger una estrella, pues cuando por fin la sostuve ella ya no estaba conmigo.
Se me parte el alma, no hay más luces esta noche.


El primer beso que le di… fue para decir adiós.

sábado, 23 de noviembre de 2013

A mi alcance...


Entré en la habitación del señor Céfiro Borousis. Estaba bastante nerviosa, se me había pedido que le atendiese personalmente.
Pero a pesar de sus preguntas intenté mantener la calma. Y sin embargo, desde ese momento supe que sospechaba algo.

Dejó la llave a mi alcance, como quién no quiere la cosa. Parecía una invitación a que la tomase, una prueba de la lealtad que no le tengo.
La superé, y a cambió como premio me entregó la llave para que la guardase de alguien que la andaba buscando.
En definitiva... para que la guardase de mí.

Estaba llena de júbilo. ¡Al fin había conseguido mi objetivo!
Pero era demasiado fácil. Tenía que haber algún truco... y no me equivocaba.

Al entregársela a Petrelli salió volando, atacado por ese mismo objeto. No puedo negar que se lo mereciese. Pero... ¿qué hago ahora?

Céfiro sabe que busco esa llave.
Petrelli no me dejará hasta que la consiga.

Y solo me pregunto desesperada quién será más benévolo conmigo a la hora de darme muerte

Tengo miedo de volver, de no conseguirlo. De morir en mi intento exasperado por salvar la vida.

Sacádme de aquí...

Malos hábitos

Abrió los ojos sobresaltado. Otros ojos claros se encontraban a pocos centímetros de los suyos. Sus ojos se abrieron de par en par, los de su visitante permanecían serenos. Trató de decir algo pero los dedos del muchacho se posaron sobre sus labios.

- Shhh… - negó con la cabeza, recomendándole al soldado que no gritase, que no alzase la voz más de lo debido y retiró los dedos llevándolos al cinto, donde una pequeña y retorcida daga descansaba aun dentro de su vaina
- ¿P… por qué? – desprovisto de sus armas y armadura, el hombre no sabía a qué aferrarse - ¿Vais a matarme? – susurró tragando saliva
- No – respondió el joven volviendo a negar con la cabeza levemente – Conservaréis vuestra vida, solo perderéis la lengua esta noche – su expresión era tranquila mientras desenvainaba la daga con un breve destello
- ¿Mi… lengua? ¿P… por qué? – no pudo evitar retroceder, pegando su espalda contra la pared
- Por uso indebido. Alguien quiere que la mantengáis lejos de las esclavas. Intentad no moveros
- Kha… Khalid…

domingo, 22 de septiembre de 2013

Cabúm

Es curioso como en la mayoría de las ocasiones las cosas no son lo que parecen. A veces son mucho peor, y otras, si hay suerte, mucho mejor.

“Tiene algo que me escama”. Tu percepción está intacta, Arthur.

De todas las cosas que podíamos pensar que estarían pasando en realidad, supongo que ninguno de nosotros esperaba verle estallar al cruzar la última de las puertas.

“¿Dónde está el truco?”, pensé cuando Emily dijo lo que había visto, pero después de que Aeryn contase su parte… bueno… ¿y si no hubiera truco? No sería ni el primero ni el último que va persiguiendo algo que está perdido desde que comenzó su camino y aun así, engañado y esperanzado, continúa avanzando.

¿Sabes qué, chico? Sigues sin gustarme un pelo, pero al menos ahora tenemos algo en común: gente a la que proteger.


jueves, 5 de septiembre de 2013

Un amargo regreso

Dos semanas. Apenas habían pasado dos semanas desde que Tomás llegó a tierra, de nuevo a la pesadilla que hacía no tanto había dejado atrás.
El uniforme, las armas. El barro, la pólvora, la sangre. No podía echar de menos nada de eso.
Dieciocho años, esa era la edad exacta del muchacho que desde que desembarcó se le había pegado como una lapa. Su nombre era Fernando, y tenía unas ganas atroces de aprender, aunque Tomás no sabía exactamente qué quería aprender, pero ahí seguía.
Les habían golpeado con dureza la noche anterior y se encontraban descansando el cuerpo y tratando de, no sanar, sino evitar que sus recientes heridas les concedieran un paseo rápido al más allá.
Tomás limpiaba algunos cortes en su brazo derecho, superficiales todos pero no por ello necesitados de menos cuidados. En la guerra, una herida que no se limpia puede ser la última. Permanecía en silencio, haciendo vagar los ojos de un lado a otro del amago de campamento que habían conseguido organizar.
Una sombra que poco a poco tomó la forma de un joven, desaliñado y con una pronunciada cojera, se acercó a él cuadrándose a pocos pasos de su persona.

      - Capitán
      - Relajaos, Fernando – Tomás hizo un gesto con la mano, señalando a su lado
      - Sí, capitán – el muchacho tomó asiento a su lado, no sin mostrar una leve mueca de dolor al hacerlo
      - ¿Qué le ocurre a vuestra pierna?
      - Nada, señor, solo un rasguño – sonrió con franqueza, plegando levemente al hacerlo la que en breve sería una nueva cicatriz en su cara
      - De ser así, no os importará que me asegure – dijo simplemente, manteniéndole la mirada
      - Cla… claro, capitán – suspiró arremangándose la pernera del pantalón

La expresión de Tomás no cambió, aunque su percepción de un “rasguño” debía ser distinta de la del muchacho. No le costó demasiado adivinar de qué se trataba y al presionar levemente alrededor de la herida, un fino hilo de pus se deslizó por la pierna del chico.

      - ¿Una bala?
      - Sí, capitán – el muchacho abrió mucho los ojos, apenas le habían hecho falta un par de minutos para deducirlo y supuso que, ciertamente, los años en el campo de batalla son el mejor de los maestros – Pasó rozando, pero lo suficiente como para que…
      - Está infectándose, si continúa así puede extenderse la infección y en el mejor de los casos habrá que amputaros la pierna – Tomás volvió a alzar la mirada hacia el chico, que había cambiado la expresión de sorpresa por la de pánico
      - Y… y… ¿y en el peor… c-capitán?
      - No creo necesitar explicároslo, ¿cierto? – el chico tragó saliva

Tomás cogió su pequeño petate, una especie de bolso de cuero que le había regalado su cuñado antes de partir con varios frascos dentro. No sabía exactamente qué efecto tendría, pero merecía la pena probar. Cogió uno de los frasquitos, que se había asegurado de etiquetar para poder reconocer y distinguir el uso de cada uno, y lo abrió.

      - ¿Qué es, señor?
      - Medicina, si estoy en lo cierto, es posible que evite que se extienda la infección – el chico asintió y Tomás hundió un par de dedos en el emplasto y lo pasó sobre la herida. Un leve resplandor iluminó durante un instante la zona donde estaba untando la cataplasma
      - ¡Capitán! – el joven dio un rápido tirón de la pierna, y se santiguó un par de veces muy rápidamente para luego susurrar – Eso es brujería, capitán
      - Sea lo que sea, Fernando, podéis aplicároslo y rezar, o no hacerlo y en breve posiblemente os estéis santiguando ante el Altísimo. Ahora decidme – le señaló el tarro – ¿Qué preferís?
      - El… - dijo tragando saliva – El fuego del diablo bien vale contra él, señor
      - Eso dicen – asintió con una leve sonrisa volviendo a aplicar el emplasto


Eso sí, esta vez el muchacho no miró lo que ocurría. 

jueves, 29 de agosto de 2013

Comunicado

"Queridos amigos, se hace saber que de hoy en adelante la entrada en el Mercado de Bajo-Mundo será vigilada y regulada. Aquellos pertenecientes al gremio de ladrones serán, por tanto, los que más fácil acceso tengan al Mercado, que seguirá activo para la supervivencia del mismo. No obstante, aquellos que no formen parte de este gremio (cosa que, créanme, sabremos averiguar) tendrán la entrada vedada salvo en muy contadas excepciones.

Durante demasiado tiempo, las puertas del Mercado han estado abiertas a demasiada gente, pero debido al expolio que hemos sufrido por parte de la nobleza, no podemos permitirnos que siga así. 

Os aconsejo que desistáis con las entradas habituales al Mercado, puesto que todas han sido movidas y su localización es un secreto mientras podamos mantenerlo.

Todos los aquí presentes habéis visto lo que esto ha supuesto, así que queda establecida como nueva norma, que para traer al Mercado a alguien ajeno a tan noble profesión como lo es la nuestra será necesario solicitar un permiso para el invitado en concreto.

Que tengan un buen día."



miércoles, 28 de agosto de 2013

Miedo de tu propia sombra...


Madre me contaba en ocasiones que el miedo excesivo nos lleva a eso. Tememos al propio temor como una sábana que nos cubre encerrándonos a solas con nuestros miedos. Pero, quizás, en ocasiones, ese miedo tenga un porqué. Cuando el terror te persigue a cada paso, cuando nada ni siquiera tu reflejo está libre de la amenaza. Cuando la soledad es el menor de tus temores... sólo te queda temer y ese temor paraliza tus piernas, pesa en cada zancada, lastra cada una de tus ideas y te hunde un poco más, en la vorágine de sombras que celebran tu caída...

Supongo...

martes, 27 de agosto de 2013

La plaza del arquero


Hace mucho tiempo, aquí… ¡sí! Aquí mismo, vivió un héroe. Cuentan que la ciudad estaba siendo asediada por una horda de sombras imparables. De tal magnitud era el ataque que incluso el propio Rey de Nogmiah se colocó su armadura, desenvainó su espada y embrazó su escudo para lanzarse a la batalla contra la oscuridad. Los centinelas intentaron encender las almenaras para pedir ayuda a otros reinos, pero las sombras se cernían sobre las piras, extinguiendo toda luz, y la posibilidad de salir con vida de aquel envite. Se propagaban por las calles, acabando con todo aquel que encontraban, apagando sus sueños y consumiendo a los habitantes de esta ciudad. No había espada capaz de abatirlas, ni escudo que protegiera de su maldad.

Todo parecía perdido cuando en la inmensa plaza, vacío de toda esperanza, débil y herido, el Rey clavó una rodilla en la tierra y su espada delante de sí. Sin una llamada, sin una tenue luz… la ayuda no llegaría a tiempo.

Fue entonces cuando, en medio de aquella implacable oscuridad, surgió esa llama. Se trataba de un joven, que con el arco en la mano prendió su última flecha con los retazos de la vida y la inocencia que aún le quedaban, y disparando hacia el cielo, una estela azulada iluminó la noche… y a lo lejos, justo antes de que él cayera, las almenaras de reinos vecinos se prendieron en respuesta.

Él jamás lo vería, pero la ayuda estaba en camino.


Y por eso, niños, este lugar es conocido como “la plaza del arquero”, en honor a ese valiente joven que dio su vida para que este lugar y sus gentes pudieran vivir para ver otro amanecer. 

sábado, 24 de agosto de 2013

Decir adiós

Algunas estrellas parpadeaban, otras estaban demasiado nerviosas por lo que iban a contemplar, supongo que no querían perderse ni un solo instante de lo que, al amparo de la noche y haciendo cómplice a la luna, iba a ocurrir en aquel lugar. La suave brisa mecía las hojas, haciéndolas crujir en su sueño en las ramas, o bailar alzándolas del suelo con ligereza.
Bajo una capa, solo la sonrisa inquieta de una mujer se asomaba. La dama se retorcía los dedos, su pecho se hinchaba y deshinchaba visiblemente, hay quien diría que por la fuerza con la que tomaba aire, pero yo… yo me inclino a pensar que era el corazón, palpitante de júbilo e impaciencia, desbocado e indiscreto.
El sonido de unas pisadas lentas pero firmes casi le paró la respiración. La doncella alzó la vista, pronunciando aún más la sonrisa y su nerviosismo. Los pasos se detuvieron a poca distancia de ella, sacando de las sombras a otra figura, masculina esta vez, pero igualmente encapuchada e incluso levemente sonriente.
Pasaron así… veinte segundos, quizás, un breve instante que pudo prolongarse días, y un silencio parlanchín que no parecía querer callar.

-          Según la ley, debería mataros – el caballero decidió romper esa calma, hablando despacio y bajito
-          Y no habría de poner impedimento alguno, mi señor – su voz, la de ella, era suave y serena a pesar de su agitación

El hombre avanzó y ella hizo una inclinación bajando la cabeza aun cubierta por la capa. Él permaneció quieto un momento, sin saber muy bien qué hacer. Ninguna estrella parpadeó entonces. Su mano derecha se posó con suavidad en el mentón de ella, haciéndole alzar la cabeza, y la izquierda retiró con cuidado su capucha hacia detrás, dejando ver por fin a la mujer que se escondía en su sombra.

-          ¿Qué hacéis aquí? – preguntó él, tragando saliva, aun con el rostro de ella sujeto y la mano sobre su cabello
-          Nunca pude despedirme – sonrió
-          Nunca quise que lo hicierais – susurró a la par que ella le descubría la cara
-          Pero así debe ser… ¿he de llamaros Majestad?
-          No si la noche me guarda el secreto – él hizo descender sus manos, buscando las de ella y apretándolas levemente entre las suyas
-          Confiemos en ella entonces, Ion…
-          ¿Dónde iréis ahora?
-          ¿Dónde? No lo sé… - suspiró negando con la cabeza – Pero no es importante, creedme, es lo que menos me quita el sueño ahora mismo
-          Lejos de la corte, al fin – sonrió él – Os dije que llegaría el momento, Evelyn
-          Se ha hecho de rogar, desde luego – se rió – Pero al fin soy libre
-          Desearía poder ofreceros asilo, pero bien sabéis que… - la mujer puso un dedo sobre sus labios y sonrió con ternura

-          Ion… no vengo a pediros refugio, sólo a deciros que allá donde vaya, por lejos que sea, mi lealtad siempre estará con Drakooner… - y poniendo una mano sobre el pecho de él, como si de un extraño secreto del pasado se tratase, ambos cerraron la frase en un susurro – Y mi corazón con vos

viernes, 23 de agosto de 2013

¿Siguiente paso?

Conseguir algo que un hombre importante y probablemente peligroso lleva colgado del cuello no es tarea fácil.
Al menos, infiltrarme en la corte de la reina Lunática, sí lo es.
Es una mujer extravagante, demasiado, tal vez. Me recuerda mucho a la reina Drusila, ¿serán tan parecidas?

Aún estoy planteando mi siguiente paso, y estoy completamente en blanco.
Si al menos tuviera ayuda... si pudiera comentárselo a alguien que sepa cómo conseguirlo.
Pero él no es un hombre comprensivo, tan solo le importa que se cumplan sus tratos.

¿Y si no lo consigo?
Lo único que sé es que no termino de solucionar un asunto para meterme en otro peor.


Ojalá las cosas fueran más fáciles. Será decisión del destino... quizá.

martes, 20 de agosto de 2013

Caminos

"¿Dónde encontrar ahora el camino que he de tomar? Tantos pasos forjados tras de mí y ahora, ¿cómo he de seguir? Siempre encontramos un objetivo, una fuerza para continuar. Un lugar iluminado por nuestra vida al que aferrarnos, al que sacrificarse para alcanzar. Aunque sea pronto, aunque sea tarde. Siempre encontraremos un lugar al que viajar. Un hogar al que llamar hogar." Bryan

domingo, 18 de agosto de 2013

¿Libre?


Libre. Y sin embargo más preso que nunca. 
Fugitivo, prófugo, desertor… ¿qué rumbo he de tomar ahora? ¿qué se supone que tengo que hacer? 

¿Ha servido de algo todo lo que ha ocurrido o no he estado más que intentando desafiar a un destino que no se puede vencer?

Muchas preguntas, ninguna respuesta

La sala se queda en silencio, apenas se escuchan los movimientos de Athor, yendo de un lado para otro, sin parar, hablando para sí mismo. Supongo que últimamente escasean los buenos conversadores. Me siento al lado de la cama y suspiro. 
¿Cómo puede ser? Es imposible que esté libre, absolutamente imposible… ¿no? 
Demasiadas guerras, demasiados frentes abiertos, poca gente en quien confiar. 

Emma y Samuel mueven cosas de las que ni siquiera son conscientes, pero al menos se mantienen a la vista. Víctor, por su parte, permanece silencioso, y no sé si la calma me da más miedo que el ruido. 

Su Majestad y los demás siguen jugando a un enorme ajedrez sin tener claro si sus alfiles y sus torres son firmes y de confianza. Hay batallas que no se pueden ganar en solitario. 

Y luego están ellos. Juntos para avanzar, divididos en medio de la nada, arriesgándose a morir para poder seguir con vida. Es una suerte saber que tienen conciencia y buen corazón, aunque el juicio de alguno de ellos no sea muy de fiar…

- Señor… - la voz de Edriel me saca de mis pensamientos, y no sé si sonreír o golpearle 
- Me alegro de verte de vuelta – las manchas de tinta aun de mantienen sobre su piel, desapareciendo muy poco a poco 
- ¿Los demás están…? 
- Vivos – sonrío – Puedes relajarte 
- ¿Y vos? – me mira intentando girar la cabeza lo máximo que el dolor le permite 
- ¿Yo? Me retiro, me estabas retrasando, otros asuntos me reclaman – él se ríe, sabe que no es precisamente un reproche 
- ¿Puedo saber de qué se trata? 
- Ya no, no eres mi pupilo, ¿recuerdas? – me incorporo y me acerco a la puerta 
- Gracias, señor, lo había olvidado… 

Salgo y lo dejo atrás, con una de esas sonrisas que desvelan que está tramando algo. 
Me miro las manos, desnudas de runas y dibujos arcanos.


“Vamos allá, Zack”.

jueves, 11 de julio de 2013

Avanzar, vivir

¡A bordo de un barco pirata que vuela!
Dios mío, Arthur… ¿en qué momento has pasado de leer historias increíbles a vivirlas?
Paseo por cubierta, deshago y hago nudos, como hace no demasiado tiempo en el puerto de Londres. Cada vez que doy un paso y escucho crujir la madera bajo mis pies tengo la sensación de que voy a despertarme, de que nada de esto es real.
La brisa es suave, a pesar de la altura a la que estamos. Me asomo por la borda y bajo nosotros hay todo un mundo de cuento de hadas. He leído tantas veces sobre esto que se me hace… no sé, casi imposible que esté ocurriendo, y sin embargo un “¡Epim, asegura el rumbo!”, me saca de mi ensimismamiento. Es la voz del capitán, firme al timón. Siempre pensé que los piratas eran tipos sanguinarios, con dientes de oro y malolientes. Estos parecen incluso amables, ¡divertidos, digo más!

Miro a mi alrededor y tomo aire. Emily ha bajado a cocinas, posiblemente estará tratando de echar una mano, al fin y al cabo tiene más confianza en sí misma con eso de los cuchillos que con lo de las llamas. Es increíble que una cosa tan pequeña pueda ser tan destructiva. Ethan está apartado, como siempre, con esas cosas extrañas en forma de manos que le salen de una especia de mochila que lleva a la espalda. En su mundo, con sus ideas. A veces Ethan llega a darme miedo, y ojalá bromease al decirlo, pero no. Hay algo en él… que me da miedo.
Después está Edward, hablando a solas, o eso parece. Divaga, incluso diría que discute consigo mismo. El hombre elegante. A pesar de sus ropas, sus extraños modales y sus ambiciosos planes, solo puedo decir de él que es el niño mejor vestido que he visto en mucho tiempo. Yo no sé mentir, Edward, pero sé cuándo mienten (más o menos).
Y luego Aeryn. Intentando trepar por las jarcias, subirse a donde no sea posible, porque ella es absolutamente imposible. Es una especie de… esponja con patas, trata de fijarse en todo, de aprender de todo. Y aun aquí, y ahora, con un destino tan incierto como el que tenemos, no borra esa sonrisa de la cara. 
A veces no sé si es temeridad o simplemente que piensa que merece la pena vivir, sea lo que sea, pero vivir.

Korvash, querido amigo, no hemos cambiado nada, pero quizás no te importe en absoluto, quizás incluso lo prefieras. Seguimos siendo ese grupo de tarados que avanzan a base de “acierto – error”, pero siempre a carcajadas, para dejar claro dónde estamos.

Edward tira algo por la borda y suspira, y no puedo evitar recordar la promesa que me hice la vez que casi les dejo atrás, que pensé que marcharme sería la mejor alternativa.


Sé lo que hay atrás. Atrás no tengo nada. Sea lo que sea aquello que esté por venir, les tengo a ellos. Y eso… sí que es una aventura. Eso sí que es vida. 

Descubriendo el plan perfecto

Llevaba días dándole vueltas hasta hoy. No nos quedaba la más remota duda de que todo lo que había preparado el misterioso "contratante" no era nada más que una trampa para reunirnos a los cuatros en su territorio. Parecía evidente que el mago nos iba a tener a las llaves en su poder para ¿liberar? ¿controlar? a Lianah, Enigma, y quizás dominar o reescribir el punto final de su vida a costa de toda Metáfora. O eso creo, al menos.

Somos conscientes de que ponemos en peligro a todos (aunque ahora mismo solo pienso en que yo estoy poniendo mi vida en peligro ¡ya es más que suficiente!), pero créame, mi querido lector, si supiera que podemos huir de manera factible, un servidor hubiera puesto pies en polvorosa.

Necesitábamos un plan perfecto para salir de esta. ¡¿Pero cual?!

Le estuve dando vueltas a la cabeza todos los días desde que supimos la captura de Korvash por parte de su contratante. Dudo que el plan original del mago consistiera en mandarnos un mercenario callado y aparentemente duro para que simplemente nos encariñáramos de él. El caso es que pasó, es una de esas cosas que no se planean, son los daños colaterales, y esos siempre benefician a una parte y fastidia a la otra.
Y me parece que a Alasther le ha venido increíblemente bien las nuevas cartas barajadas. A nosotros nos ha venido de pena pero al menos hemos iniciado una nueva...y...peligrosa...aventura.

¡¡Qué miedo!!

Sí, sí, iremos a rescatar a Korvash, pero, ¿quién demonios me rescatará a mi? Ehem...bueno, a nosotros, quería decir.

Había aprovechado el descanso en la Sombra de la Tormenta para ponerme a pensar. Había muchas cosas que preparar ante la trampa de Alasther. Ethan deshacía los cabos con esos inquietantes brazos de marioneta que había creado y Aeryn buscaba con uno de los piratas (cuyo nombre no recuerdo ahora), la estrella norte.

Y yo aquí, intentando hacer lo que se me daba bien.

Pensar.

Pero había algo que no funcionaba en mi cabeza. Solo escuchaba la voz de mis pensamientos.

- Esto, querido y estimado Edward, te pasa por romper la regla número 11. Como siento con cierta certeza que no te acuerdas de la norma, te refrescaré la memoria. Veamos, regla número 11: no te ates a nadie, solo te traerán buenos sentimientos que impedirán tu independencia para continuar tu venganza personal contra el mundo. ¿Y qué es lo que haces? Hacerte amigo de estos personajes.

La voz era sorprendentemente familiar, tan familiar que sonaba en el interior de mi cabeza. Aquella frase no había sido escuchada por mis oídos. Había llegado a ese punto de concentración que podía escuchar los pensamientos de mi cabeza. Significaba que estaba altamente concentrado y que me había evadido de la realidad como hacía de pequeño. Era una sensación extraña en la que entraba pocas veces, se trata de un lugar en el que mi personalidad se desdoblaba y en la que podía escuchar lo que construía mi mente para poder hacer planes, así que inmediatamente saqué mi libreta para hacer anotaciones. Pero antes de que mi cabeza me diera algo útil, una segunda voz en discordia y más desenfadada rompió la concentración racional.

- Aaanda ya, Eddy. Tú y yo sabemos que tus planes no sirven para nada en Metáfora. No le hagas caso a esa cabeza loca que tienes. Hazme caso, siempre intentas adelantarte a todos y cada uno de los mil imprevistos con los que te puede patear el destino y eso es...¡imposible! Eso quizás te servía en Londres, cuando tus adversarios eran avariciosos burgueses en un mundo racional y sin magia. Ahora no cuentas con el factor sorpresa, vas directamente a la trampa y no tienes nada que hacer. Ahora estamos en el mundo de los cuentos. No lo pienses, siente. Esta vez, déjate guiar por el instinto, apóyate en tus amigos...¡hazme caso por una vez por el amor de dios!

El corazón había hablado. Pero la mente racional replicó al corazón con un tono educado, formal y quizás un poco pedante:

-Menuda estupidez, sr. Corazón. Lo que usted está pidiendo es que confiemos en unos personajes de cordura discutible. Si no piensa usted en un plan con raciocinio y trabajo, Edward, no lo hará nadie. Necesita cubrirse las espaldas por si algo saliera mal, algo así como una red de seguridad para evitar su caída en caso de que todo resultara un desastre...lo que probablemente pasará.

Pero el corazón le chistaba, loco y burlón.

-¿Sabes lo que he oído, señor Cerebro? ¡Bla bla bla bla! Menuda charla más aburrida. ¡Eh, tú, el de arriba!- exclamó dirigiéndose a mi- Mira, esto es más sencillo. ¿Tú confías en ellos?

Dudé un instante, vi como Ethan, Aery, Emily y Arthur trabajaban con más pena o más gloria por la cubierta.

-Supongo que...¿sí?

-¡Sí o no!- exigió saber el corazón

-¡Sí, sí!- respondí inquieto.

-¿Son tus amigos?- preguntó de nuevo.

-Eso creo.

-Pues entonces ahí lo tienes. Partid juntos en busca de lo que habéis perdido. Déjate llevar, diviértete como el niño que siempre has querido ser. ¡Recupera la maldita infancia que se te negó! ¿Por qué seguir abusando de la razón cuando estáis en un mundo de cuentos? Te voy a contar un secreto: en Metáfora se necesita algo más que la mente, necesitas la imaginación y sobre todo, a los amigos. Te sorprendería lo mucho que te pueden ofrecer y la de ideas que te van a dar. ¡Mucho más que tú poniéndote a solas con una estúpida libretita!

El Cerebro carraspeó indignado.

-En esa "estúpida" libretita, como usted lo llama, sr. Corazón, ha preparado docenas de estafas bien elaboradas, nos ha dado de comer y nos ha hecho sobrevivir en el mundo industrial de Londres.

-Pero yo le estoy ofreciendo la posibilidad de poder pensar de una nueva manera. ¡Claro que tienes que echarle cabeza a la situación, Edward! Pero está claro que, si te importan tus amigos, tendrás que echar en el puchero algo más que mente. El ingrediente secreto es alma y corazón. Si no existe una gran causa, ¿de que sirve una gran mente? Puede que no sea el más listo de los dos...

-En eso estamos de acuerdo- replicó la mente, y dejó continuar al corazón.

-...pero siempre se ha necesitado mucho más que cabeza para hacer el plan perfecto. El plan perfecto ahora mismo es que no hay plan, sino que los más alocados personajes os habéis reunido por recuperar un amigo. ¡Ese es el plan perfecto! El cómo se lleve a cabo no es un plan...es vuestra historia.

-Menuda tontería- replicó el racional consejero.

-Tontería es lo que dicen los tontos- respondió el corazón burlándose del cerebro.

-Pues entonces usted será tonto- concluyó el cerebro finamente

Entonces comenzó antes de comenzar una lista de improperios entre la educada y estirada razón y el irreverente sentimiento.

-¡Soso!- burló de forma infantil el corazón.

-Descarriado- respondió el cerebro impasible.

-¡Aburrido!

-Incoherente.

-¡Estirado!

-Incomprensible.

-¡Pedante!

-Inestable.

-¡asdjhasd!

-¡Basta, basta!- interrumpí, casi volviéndome loco por esos dos pesados- Esta claro que no puedo seguir aparentando que trabajo solo. No puedo hacer planes sin contar con ellos- pensé mirando a los cazurros de mi grupo-. Esta claro que habrá que improvisar- de pronto me vi sonriendo y pensando en plural-...tendremos que improvisar. Esta vez no perderemos el tiempo intentando preveer todos los imprevistos. Habrá que echarle sentimiento y trabajo en equipo...ese es el plan perfecto.

"El único"

Habrá que dejar de usar la cabeza un poco y empezar a oír al corazón. Más le vale ser bueno, porque solo pienso darle una oportunidad.

Arrojé la libreta al vacío, pensando en que arrojaba una parte de mi y avanzaba hacia adelante, de pronto sentí que dejaba atrás una pequeña parte de madurez que tanto me recordaba a mi fallecido padre. Volvía a sentirme un poco más niño.

"Bien, corazón...veamos lo que sabes hacer."

lunes, 27 de mayo de 2013

Ríos oscuros


En mis manos corren ríos, ríos espesos y oscuros, que escapan gota a gota, se pierden entre sombras, ondulan, vibran... En mis manos hay ríos rojos que trepan a tientas, como venas que se extienden, trazan hebras en mi pecho, me atenazan el corazón... ¿Se irá alguna vez esta sensación? me pregunto, pero sé que el tiempo solo mitigará el dolor... jamás lo hará desaparecer.

Intento recordar su sonrisa, pero solo veo sus labios húmedos y oscuros, su mano inerte... ¿Existe algo más descorazonador que la impotencia?¿Algo más cruel  que la certeza de que podrías haber hecho algo más?

Las puertas se abren. Noto todas las miradas fijas en mí, pero por algún motivo esta vez no tengo miedo. Camino despacio para que vean la sangre, su sangre. Quiero que todos sepan lo que ha pasado, que el culpable vea bien lo que ha hecho. Algo bulle en mis tripas, me hace arder desde dentro... ira, identifico, tal vez por primera vez en mi vida siento ira.

lunes, 22 de abril de 2013

Amigos que se van

- Su nombre es Fyrah, y es tuya 
Fueron las primeras palabras de mi padre cuando cumplí los diez años, el primer ruido que en la mañana de mi cumpleaños me hizo abrir los ojos y mirar a mi alrededor casi sin saber muy bien dónde me encontraba. Había vuelto a quedarme dormida en el pequeño granero, junto al caballo de Michel, con quien había tenido una extraña conversación hasta altas horas de la mañana. 
Cuando por fin conseguí enfocar pude ver a quién se refería mi padre. Ante mis ojos, una potrilla blanca, pequeña y asustada miraba de un lado para otro como quien intenta buscar una vía de escape. 
- Padre, es… 
- Tu responsabilidad. No es un juguete, no un muñeco. Piensa y siente, como tú, y ahora está a tu cuidado 

Me acerqué con cautela al animal y muy despacio posé mi mano sobre su hocico, dibujando en mi rostro una amplia sonrisa. 
- Hola, Fyrah … 


“Hasta siempre, Fyrah”. 
Abro los ojos y me trago las lágrimas. No es momento para llorar pero ya te echo de menos. No dijeron que esto sería fácil, ¿cierto? Cuando mi padre me dijo “no encontrarás ningún otro caballo como el primero” tenía razón. No habrá otra como tú. Brindaría por todas esas escapadas a escondidas de mis hermanos, por aquella vez que nos perdimos y casi me muero de frío pero te echaste detrás de mí cubriéndome con tu cabeza y tapándome con tu cuerpo. Brindaría por las largas caminatas nocturnas, y las charlas donde tú y yo hablábamos un idioma común: el silencio. Brindaría por aquella ocasión, ¿recuerdas? En que adelantamos al “imbatible” Ángelo y a Zanni cuesta arriba por aquella loma embarrada, y cómo nos reímos al verles llegar fatigados y maldiciendo también entre risas. Brindaría por cada pequeña aventura que vivimos, y por todas en las que te extrañaré. 
- Buena travesía, mi vieja amiga…

lunes, 15 de abril de 2013

Emblema

Bueeeno, es una chorrada, pero me apetecía subir algo ^^

Emblema del reino de Drakooner:


sábado, 13 de abril de 2013

Donde los pasos se pierden



El camino se me antoja tan largo que soy incapaz de ver el destino: Sombras como de pesadilla de cuando madre me contaba cuentos. De esas que se esconden tras los rincones me acechan a cada paso y se ríen ante mi necedad. Cada paso es un mundo porque cada paso que equivoco es condenarlos un poco más...

Los pies me pesan tanto que siento temblar el alma...

... Supongo...

domingo, 31 de marzo de 2013

Órdenes

La tienda se encontraba sumida en el más absoluto silencio, como si la gruesa lona fuera capaz de dejar al otro lado los gritos de soldados dando órdenes o el tintineo de las armaduras que los hombres portaban.
 Los ojos del oficial daban vueltas de un lado a otro del inmenso mapa que tenía extendido sobre la mesa. Clavadas sobre él, varias pequeñas dagas grabadas en la empuñadura con la ilustre “N” de su nación: Nogmiah.
 Durante unos segundos, la lona se abrió dando paso al ruido del exterior y a un soldado que, tras dejarla caer a su espalda, hizo una reverencia marcial. 


- Señor, órdenes, señor 
- Acercaos – respondió secamente el oficial señalando al mapa 
- ¿Dónde queréis el ataque? – el soldado fijó su vista en un par de las dagas - ¿Aquí? – su dedo marcó uno de los puntos 
- No – el hombre sacó otro cuchillo, este algo más tosco, bajo la armadura de su antebrazo y lo clavó en otro punto distinto a los ya fijados – Aquí 
- Señor… - abrió mucho los ojos y tragó saliva, dudando sobre si quería preguntar o discutir – Eso es un pueblo 
- Veo que me seguís – asintió mirando fijamente al joven 
- Es… población civil, señor 
- Y vos un soldado – sonrió levemente – Y como tal cumpliréis mis órdenes 
- Sí, señor 
- Retiraos, y organizadlo todo para esta noche 

Tras una breve y nueva inclinación, el soldado abandonó la tienda de su oficial y mirando a su alrededor, no pudo sino pensar en la masacre que estaban a punto de realizar. 

- ¿Dónde queda el honor?

jueves, 28 de marzo de 2013

Oportunidad



Se escapa, siento como huye.
Cada gota de aire que recibo es un preciado regalo que recorre mi ser. Un regalo que comienza a escasear, que cada vez anhelo más.
Nunca me había preguntado cómo iba a morir, sin duda esta es la más lenta y cruel. Ver como poco a poco la luz desaparece, el cuerpo deja de luchar para encontrar un atisbo de energía, un soplo, una brisa... solo ver sombras, que parecen danzar en un baile mortal y oscuro.
¿Qué será de mí?

Quiero gritar, aspirar una bocanada de aire que me alivie y obligue a las sombras desaparecer. He hecho muchas cosas, conocido a bastantes personas. Unas más nobles que otras.
Y aquí estoy, muriendo... sin poder despedirme de la que más quiero.

...¿Es esto otra oportunidad?
Las sombras se marchan y la luz regresa.
Un gran regalo intangible e invisible. Lo que más necesitaba.

Aún no ha llegado mi momento.

martes, 26 de marzo de 2013

Fin del camino


Echo la vista atrás y contemplo con tristeza todo lo que he conseguido, y todo lo que pierdo en un solo momento.
Abandoné Londres en pos de una aventura que se me hacía imposible, con un amor en mi corazón que parecía del mismo cuento de hadas al que me dirigía.
Se me llenan los ojos de lágrimas.
La libertad que he conseguido, lejos de la moral de la etiqueta, lejos de las palabras de quienes se creen jueces de los sentimientos… se escapa.
He llorado, me he reído, mucho además. He conocido personas interesantes, he viajado a un lugar que va más allá de mi imaginación. Me he equivocado, y he aprendido. He amado, he odiado, he ganado… y he perdido.
No veo nada, la vista se me nubla y solo puedo pensar en toda la gente de la que no me he despedido.

Mi nombre es Caroline Willows, y aunque he vivido poco lo he hecho intensamente.

Mi nombre es Caroline Willows… y aquí se acaba mi viaje.

viernes, 15 de marzo de 2013

Gremios

Subiendo cositas varias, aunque no las sepáis on rol la mayoría de vosotros. Esto está abandonado así que me apetecía subir algo.

Son gremios de ladrones, por qué nombre se les conoce y sus emblemas:

Gatos - Námerok

Arañas - Mocvarah

Cuervos - Ushâr

Grillos - Nogmiah

Hienas - Kasimdë


Lobos - Drakooner



Ratas - Terraîmh




viernes, 8 de marzo de 2013

Bendita locura


Loca, sí, tarada a más no poder.

Loca pero real, auténtica.

Loca pero real, sin copias ni arquetipos, ella, sólo ella, sin artificios.

Loca, y que en su sonrisa nazca la mía, porque al fin y al cabo, su locura me da vida.

domingo, 24 de febrero de 2013

Vuestro turno

Desposeído de sus pertenencias, encerrado, Korvash paseaba de un lado a otro del minúsculo lugar. La única respuesta que obtenía a sus incesantes interrogantes eran el eco de sus botas y el más absoluto silencio. Nunca le había incomodado el silencio, más bien al contrario, pero llevaba quizás demasiado tiempo en compañía de cierta cuadrilla de alborotadores, y habían conseguido que esa paz ahora se le antojase irritante. 
Ignoraba cuanto tiempo había pasado, pero al fin, algo cercenó ese silencio. Una voz, en absoluto desconocida y que le irritaba aún más que lo anterior, se dirigió a él con el mismo aire inmutable de siempre. 

 - ¿Os encontráis bien? – aun sin llegar a ver a su interlocutor, Korvash imaginaba a la perfección la expresión dibujada en su rostro 
- ¿Qué pretendéis? – respondió secamente con la mirada fija en ninguna parte y extrañando sus armas 
- ¿Aún no lo sabéis? – de algún modo, sabía que tenía una sonrisa desagradable en los labios, y eso le quemaba por dentro – He de reconocer que desbaratasteis mis planes… la idea era que los protegierais y, bueno… otras cosas llegarían, pero no, vos teníais que empezar a ¿tratar con ellos? ¿encariñaros? No os culpéis, amigo, no ha sido culpa vuestra, desde luego. Dudo mucho que hayáis sido insistente en relacionaros con ellos… ¿seguís ahí, Korvash? 
- ¿Vos qué creéis? 
- Fantástico… bueno, os apremio a que os relajéis y os pongáis cómodo, tardarán en llegar, pero vendrán 
- ¿Vendrán? 
- Vuestro encargo, vuestros… ¿amigos? 
- No vendrán 
- ¿Eso creéis? – una risa, sonora, inundó el aire 
- Lamento decepcionaros, pero no son estúpidos – el guerrero apretó los ojos con fuerza, tratando de creer sus propias palabras – No vendrán 
- Bien… habéis hecho vuestra apuesta, veamos quién gana, querido amigo. En este juego, al final, alguien habrá de perder algo 
- Vos… - susurró bajando la cabeza y apretando los puños – si os acercáis… algo más que la vida

miércoles, 13 de febrero de 2013

De nuevo, Londres


Se oyen las fábricas trabajando, los carros que son conducidos de un lado para otro por personas ajenas a todo lo que existe en mi auténtico mundo.
Siento ese olor de nuevo, el humo quemando mi interior y las calles malolientes y olvidadas.
Es una pequeña imagen, pero puedo ver a las personas caminar como máquinas, sin ilusión, sin sueños. Es todo... tan gris.

Parece que todo lo que dejo atrás está formado por miles y miles de colores, de olores, de sabores, de sonidos y suaves texturas. Y a través de la grieta por la que debo pasar todo es monótono, solo existen los tonos grises y los semblantes indiferentes.

-Tenéis suerte.-Escucho la voz de Bryan, mientras observo todo eso con la mirada vacía.

-No lo creas.-Respondo en voz baja antes de cruzar la línea que separa ambos mundos.

De nuevo en Londres, lugar donde más tiempo he vivido... pero donde menos he vivido realmente.
Al menos sé que alguien espera mi regreso, mi estancia aquí será breve.

O eso quiero pensar.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Herencias de palabras y ceniza


Legado... Guerra... Son palabras tan cortas y su peso me aplasta los hombros. Me surgen tantas preguntas que soy incapaz de encontrar una sola respuesta. A cada paso me siento más necio en un laberinto lleno de salidas a ningún lugar. Como un bebé asustado de sus primeros pasos perdido en una encrucijada de preguntas cuyas respuestas vuelan a lomos de graznidos grises y lluvias de ceniza. Si en la ciudad de la magia la esperanza se ha manchado de sangre... ¿qué me queda por creer? Solo me queda avanzar...

... Supongo

martes, 8 de enero de 2013

Se despeja la bruma

- El que coge el encargo es el que paga la ronda

- Parece que está todo escrito ya en este mundillo, ¿no?

Se encogió de hombros, casi divertido por todo lo que yo desconocía del mundo en el que acababa de adentrarme. Un mundo que me resultaba cómodo, a pesar de lo peligroso, inestable y mal valorado. Era una laguna, una niebla. Una vez dentro, toda la bruma desaparecía. Y encontrabas un buen lugar.

Nada de la hostilidad que le encajamos inicialmente, al primer contacto. Nada de las formas aceptadas y establecidas tal vez, pero nada del otro mundo. Creo que es enfrentarse al mundo sin máscara, sin velos ni disfraces. Encaré... bueno. Encaramos, a los malhechores. Hicimos algo bueno, y la calidez que dejó después es irremplazable.

sábado, 5 de enero de 2013

Mi sangre

Hoy pensé que soñaba. O que las pesadillas habían regresado.
Al despertar vi a aquella sombra acariciando mi rostro, y luego, abalanzándose sobre mí. No pude escapar, los pies me fallaron a causa del miedo, y esa criatura atrapó una de mis piernas. La sentí arder, sentí tanto dolor que supe que desgraciadamente no era una pesadilla.
Me salvaron, de nuevo. Algún día sabré como pagarles por todo lo que hacen por mí.

Y ahora estoy marcada, y si todo esto me sabe a poco, descubro que mis sospechas eran ciertas.
Estoy maldita.

Aún no lo he asimilado del todo. Tampoco lo que Zack me desveló al despertar.
Me maldijeron cuando era un bebé.
Además... he nacido en Metáfora, pero en ninguno de los ocho reinos. Entonces... ¿me adoptaron los señores Lennon? ¿O eran mis padres verdaderos y se marcharon a Londres? ¿Pero por qué? ¿Y por qué me maldijeron a mí?

Al menos... ahora comprendo por qué tanto sufrimiento. Y tengo la esperanza de romper todo mal, para así poder continuar adelante como todo el mundo.

Que no se confundan. No conseguirán hacerme caer.
Y si caigo, siempre me quedarán fuerzas para levantarme.