miércoles, 27 de junio de 2012

El filo...

Aquí las espadas gemelas que lleva Edahi (el guerrero de Drakooner)





Aquí la espada (en este caso un sable) de Tomás de Santiago



Aquí la espada de Korvash (la hoja es normal y corriente, sin filigranas ni grabados)




Aquí la daga de Korvash



(Entrada rara, ya, pero no sé, me dio por ahí) Si tenéis curiosidad en alguna otra, decidme y trato de buscar ^^
 


sábado, 16 de junio de 2012

En las pausas...

Una vez más, la noche y la niebla se apoderaron del lugar. Había sido un día difícil y el silencio se había coronado rey del momento y la espera. A pesar de la calma, los ojos del joven soldado no se alejaban del horizonte, temiéndose un ataque que podría llegar en cualquier momento. 

 - ¿Buscando estrellas? – un muchacho sonriente, soldado al igual que él, se dejó caer a su lado, sentándose de forma despreocupada 
- No se ven esta noche 
- Ni esta noche, ni ayer, ni antes de ayer, ni el mes pasado… - Edahi se echó a reír – No sé si hace más tiempo que no veo estrellas o a mi mujer 
- Creo que tu mujer te dará una bienvenida más cálida que esas de ahí arriba 
- Oh, eres muy gracioso, tal vez podrías dejarme uno de tus escritos, quizá con eso el recibimiento sea aún mejor 
- Dice muy poco de ti que me necesites para agradar a tu mujer – Korvash sonrió – Aunque si me lo pides por favor, podría dejarte alguno 
- Muy amable – dijo con cierto sarcasmo mientras cogía una pequeña bota que colgaba de su cinto y luego dio un trago al contenido
- ¿De dónde demonios has sacado vino? – no pudo evitar la mueca de incredulidad 
- La gente me quiere, ¿sabes? 
- ¿Cuánto? 
- Dos luar 
- ¿Por esto? – señaló la bota soltando una carcajada – Vaya, eres un negociador nato 
- ¡Ríete de otro! ¿Se te ocurre alguna otra cosa en la que gastar dos luar aquí? 
- Está bien, siéntete orgulloso entonces de haber hecho un trueque horrible 
- ¿Tienes tu arma? – el tono de su voz y la expresión en su rostro se tornaron serios de golpe y su mirada se alejó más allá del parapeto 
- ¿Tanto te he ofendido? – la sonrisa se borró de sus labios y sus ojos se encaminaron hacia el mismo lugar que los de Edahi. Tras una pausa suspiró – Comenzará en breve 
- Avisa a los demás – ordenó sin apartar la mirada 
- En seguida, señor – Korvash asintió secamente con la cabeza y se retiró a toda prisa 
- Va a ser una noche larga…

domingo, 10 de junio de 2012

Las Lágrimas de Kaliana


 

- Esta historia comienza en un pequeño pueblecito donde hace mucho, mucho tiempo, Ethron y Kaliana unieron sus caminos. Como en gran parte de los cuentos, su amor estaba prohibido, pues los dos se encontraban ya prometidos a unos desconocidos. Los jóvenes amantes se encontraban cada luna llena a orillas del lago, donde el viento alzaba la voz para que nadie pudiera escuchar sus palabras. Pero una noche de invierno, Ethron no acudió a la cita. Kaliana lo buscó desesperadamente con la punzada de un mal presentimiento latiendo en su pecho y su corazón se detuvo cuando al fin lo vio, tumbado en la superficie del agua helada, pintando el hielo de rojo mientras la luna se derramaba sobre él.  Dicen que Kaliana corrió hasta él y lo recostó en su regazo hasta que a los poco minutos murió entre sus brazos. La joven rompió a llorar suplicando a Lianah que se lo devolviera, y las lágrimas que vertió desprendieron una luz cegadora que al desvanecerse la hicieron sonreír al ver los ojos de Ethron abrirse y las heridas de su cuerpo cerrarse a una velocidad milagrosa. Cuenta la leyenda que en la luna del mes más frío del año, en mitad del gélido lago, crece una flor cuyo néctar es capaz de devolver la vida a un ser amado…

- Pero padre, eso solo son historias, ¿no? – Isabel y Juan lo miraban con los ojos muy abiertos

- Es posible, hijos míos… - Zachary esbozó una sonrisa, le revolvió el cabello a Juan y con el dedo índice dio un leve toque en la nariz de Isabel - pero todas las historias nacen de alguna parte…

jueves, 7 de junio de 2012

Real

No puedo explicarlo. 
No es como describir una casa o un jardín.
No es como tratar de contar un cuento o explicar cómo es el viento cuando te acaricia las mejillas.


No puedo explicarlo.
Todo lo que sé es que he estado tanto tiempo al margen del mundo... he estado tanto tiempo encerrada entre muros fantasmas, y no tan fantasmas... que esto es real.


De pronto me doy cuenta, cuando sonríe y me besa. Estoy segura: él sí es real.


Sea lo que sea, esto es real.