Thyra se encontraba en primera línea, como era su costumbre. Había mandado a varios de los suyos a esconderse, buscar una posición elevada y acribillar al enemigo sin vacilar.
- Sabéis lo que tenéis que hacer, lo que se espera de vosotros... de nosotros... - como siempre, ella trataba de mantener el ánimo alto, pero esta vez no tenía palabras ni discursos, no tenía nada que decir - ¡Cuándo esto termine estáis todos invitados al Canto de la Zíngara!
- ¡Sed más rápidos que nunca! ¡No permitáis que os vean y no podrán esquivaros!... ¡Sobrevivid, aunque solo sea para que Thyra se deje una fortuna en cerveza! - concluyó el general entre vítores y carcajadas de sus hombres, entre ellos, Nicholas y Zachary.
- No parece mala idea lo de las cervezas... ¿qué opináis Majestad? Vos no bebéis... - el joven mago sonrió
- Creo que podré hacer una excepción, Zachary
Un pequeño tambor comenzó a sonar y el silencio se hizo entre las tropas.
- Que los dioses estén con nosotros - dijo el rey cerrando la mano con fuerza en torno a la empuñadura de su arma
Lo escribí hace mil años y lo acabo de encontrar. Me pareció buena idea subirlo ^^
ResponderEliminarMe gusta, son retazos de batalla y de un pasado que es bueno recordar ^^
ResponderEliminar¿Los dioses? bah...ya habéis sobrepasado esa línea. Son los dioses quienes os envidian -Eddy
ResponderEliminarBromas antes del acero, el temblor del cuerpo lo aleja la carcajada, la risa es el verdadero canto del valiente
ResponderEliminar... supongo