lunes, 28 de febrero de 2011

Colores

El paisaje es de ceniza, la madera de los árboles se deshace en mis dedos al pasarlos por ahí. Phoenix me ofrece pintar el mundo, literalmente. Con brochas y muchos colores, creamos un lugar para nosotros, con flores de infinitos colores y la hierba verde azulada. Al pasar los pinceles por el agua, se dispersa, y en los peces que comienzan a nadar.

-Aún nos queda algo.

-¿El cielo? ¿Pero cómo?-Pregunto.

Phoenix se limita a quitarme los brazaletes que me impiden elevarme para que juntos lleguemos al cielo y lo cubramos de un color morado suave, para que no llegue a ser del todo oscuro. Las flores, la brisa, todo junto forman sonidos acompasados. Comenzamos a bailar, por el cielo, nuestro cielo como queríamos que fuera, y nuestro lugar. No sé exactamente como, pero bailamos y no existe nada aparte de todo aquello.

No lo entiendo… ¿cómo puede ser tan maravilloso? Él, sus ideas, sus sorpresas, sus gestos y tengo tanto que descubrir. Descendemos poco a poco de nuevo hacia el suelo. Ya no puedo aguantarlo más, he de proponérselo o de lo contrario nunca podré conocerle mejor.

-Phoenix… ¿quieres jugar a un juego?

-Claro.-Sonríe, curioso e interesante, como solo él sabe.

-Consiste en hacer preguntas, y responder con sinceridad.-Asiente con la cabeza, aún sonriendo.-De acuerdo… empieza tú.

Hace un breve silencio, no aparta su mirada, tierna, de mí. -¿Por qué eres tan bonita?- Empezamos bien… que rápido sabe sacarme los colores.

-Porque tú me ves con esos ojos.

-Cierto, es una manera de verlo.

-Me toca… ¿Por qué me ves con esos ojos?

-Porque eres maravillosa. ¿Cuál es tu color favorito?

-El morado, ¿es qué aún no te has dado cuenta?- Digo eso mientras miro al cielo.

-¿Has tenido a algún niño antes que a mí?

-Sí…-Su mirada cambia de repente, con un tono de felicidad y tristeza al mismo tiempo.- ¿Hay algo de tu vida que hubieras querido cambiar?

-Pues... haber reaccionado a tiempo.

-¿A qué te refieres?

-Me toca a mí.- Continuamos con más preguntas. Descubro que antes de mí hubo un niño y parece según le observo, que le apreciaba mucho. Le confieso a su vez, que me hubiera gustado reaccionar al trato que me sometían mis padres, y él defiende que no era más que una niña. Él me dice que su recuerdo más bonito es uno en el cual está en una cabecera de una cama, mirándome dormir. Con ese recuerdo me enternece.

-¿Cuál es esa pregunta que esconden tus labios?-Me pregunta en su nuevo turno. Desde luego no esperaba esa pregunta, y cierto es, que no sé la respuesta con claridad. Tengo tantas cosas que preguntarle, y que decirle, y que mostrarle…

-¿Qué recuerdas de tu pasado?

-Pues, si te digo la verdad, mi pasado es ese niño del que te he hablado. Es mi turno…¿Cuál es tu estación favorita?

-El otoño, es algo intermedio, y la primavera da alergia, a todo el mundo. Bueno... me toca. ¿Cuál es la pregunta que guardas tú en tus labios?

-No quieres saberlo.-Sonríe de forma pícara.

-Claro que quiero, venga, dímelo.

-¿Segura?

-Sí.

-¿Quieres besarme?

No puedo creer que me esté preguntando eso, ¡pues claro que quiero! ¿o no quiero? No, puedo perder su amistad si pasa algo, pero ¿por qué me pregunta esto? ¿Es qué él quiere besarme a mí?

-No…lo…sé. ¿Y tú quieres, besarme?- Casi me cuesta pronunciar mis palabras, mi garganta está encogida, y tengo un nudo en el estómago, aunque es agradable, y extraño.

-Sí, quiero besarte.- ¿Y por qué no lo haces? ¡Dios, hazlo! O no, no lo hagas. ¡Socorro! -¿Qué prefieres que construya aquí, una casa o un embarcadero?

-Una casa.-Vaya cambio de tema.-Me toca, ¿Por qué tuviste que dejar a tu otro niño?

-Pues… murió.-Su rostro de repente se apaga. Vaya, lo último que quería era esto. Bajo la mirada, y él continúa.- ¿Cuál fue tu momento más feliz?

-¿De mi infancia o en general?

-De lo que quieras.

-Creo… que cuando te conocí. ¿Vas a desaparecer algún día de mi lado?

-Si tú no lo quieres, no.-Es un alivio, en serio.- ¿Te caí bien la primera vez que me viste?

-Bueno… al principio me costó un poco, pero después me acostumbré a tus cosas.-Creo que va siendo hora de preguntar lo que quieres preguntar, Crhystalle… allá vamos.- ¿Por qué quieres besarme?

-¿Por qué las personas quieren besarse?- Es obvio, pero ¿de verdad sientes eso por mí?

-No lo sé.

-Oh, sí que lo sabes.

-Prefiero que me lo digas tú.

-Porque eres muy importante para mí. Y… no hay otras palabras mejores para definirlo.

Se hace un silencio tras ello, y nos quedamos mirándonos. Me armo de valor, y aunque siempre he sido y soy tímida, en este momento lo único que deseo es estar cerca de él, lo máximo posible. Observo sus labios, tan suaves que parecen cómodos para dormir sobre ellos. Y sin pensarlo, le beso. No es un beso largo, es más bien un roce. Pero es dulce, cálido, y tierno. Sus labios apenas se mueven, se han dejado llevar. Al separarnos y encontrarnos de nuevo, me observa pícaro.

-Sabes tan dulce como eres.

-Tú… también eres muy dulce.

No recuerdo bien lo que dijo, ni recuerdo bien que fue lo que le reproché nuevamente por algunas de sus tonterías, solo sé que tras algunas palabras sueltas y sin haberme dejado terminar mi frase, de nuevo me besa, y con este beso, terminan las preguntas y comienza una nueva vida. La nuestra.

3 comentarios:

  1. Cambiemos el color del mundo... aunque no encuentro ninguno mejor que el que le da vida a tu sonrisa.

    ··Phnx··

    ResponderEliminar
  2. Inocencia e imaginación unidos para compartir lo que ya fue ^^

    ResponderEliminar