miércoles, 26 de diciembre de 2012

Revelaciones en el Aullido

Cambiar.

Mi vida cambia, o eso quiero creer. Aunque he dejado atrás algunos valores que creía que daban peso a las decisiones de mi vida. Quizás sean un lastre en la nueva vida que quiero comenzar, en la vida que quiero rehacer. En la vida que dejé de vivir por cosas a las que no puedo ni quiero dar.

Volvía a casa con las manos vacías, sabiendo que perdería a una amiga. Que ninguno de los pasos que había dado la salvarían de esa condena. Pero ahora ha demostrado su voluntad de salir. Su voluntad para vivir. Para tomar de cualquier modo su camino, pero para tomarlo de igual modo. Sin saber quien la ha ayudado, quien realmente le ha dejado de nuevo respirar... no sabría como agradecerle ese regalo.

Y se acerca un final. De un modo u otro. Ella, en su curiosidad que bendeciré cada uno de los días que vivo a partir de entonces, me ha perdonado la vida. Me arriesgaré a salvar otra vida, quizás. Un lugar que al principio suscitaba miedo, inseguridad. Ahora se parece más a una nueva casa. Un nuevo lugar para volver a encontrar con sonrisas a caras conocidas.

Me pregunto, aunque ya sin mucha ansiedad, cómo ha llegado a cambiar tanto todo. No parece mérito propio, no he trabajado en amistades ni contactos. Tan solo estoy, olvidados renombres, cargos y opulencias innecesarias. Nómada, florete en cinto, esperando a encontrar una nueva historia para escuchar.

1 comentario:

  1. ¿Quién sabe qué nos deparará el destino? A veces mirar bajo la cama da miedo, pero cuando te refugias debajo descubres que no estás sola, que hay muchas sonrisas amigas en la oscuridad. ¿Vendrán tiempos mejores, Elisabeth?

    ··Bufona··

    ResponderEliminar