lunes, 2 de enero de 2012

Identidades

Se dejó caer hacia atrás, recostando la espalda lentamente en el sofá con un hondo suspiro. Aún no se acostumbraba al hecho de que ese sofá era el suyo y aquella su nueva casa. Todo había ocurrido demasiado rápido; muchos cambios, muchas preguntas... Pensaba que la luna de miel le serviría para asimilar todo aquello, pero claro, no ayudaba el hecho de haber estado inconsciente los dos primeros días.

No entendía cómo acababa siempre metiéndose en líos. ¡Si sólo se había quedado sola un momento! Tan sólo un momento y había acabado huyendo de una enorme y oscura ola gigante imaginaria. Por alguna razón todo lo que le estaba ocurriendo parecía relacionado con aquella enigmática mujer.

-Vivianne Crowfield… - murmuró para sí misma y el nombre le pareció extraño al oírlo en sus propios labios.

“Parece una mujer triste y gris, yo no soy así, no quiero ser así…”

¿Sería posible? ¿Podía ser cierto que compartiesen la misma esencia? Había visto su retrato y era cierto que bien podría tratarse del suyo propio, pero no se sentía identificada con ella. Había intentado no pensar mucho en todo eso, olvidar al hombre de las enredaderas, seguir con su vida de forma normal… (Bueeeno no, no normal, pero sí lo más normal posible) y no había servido de nada, así que iba a tener que intentar investigar todo lo que pudiese sobre ella y sobre la vida que llevó.

Le daba miedo saber más y le aterraba que lo que pudiera descubrir sobre Vivianne pudiese cambiarla a ella de alguna manera, como si el espíritu de aquella desconocida pudiera apropiarse de su vida, modelarla a su antojo…

Miró el espejo del salón de reojo, la superficie pulida permanecía cubierta por una fina sábana blanca, pero era suficiente para hacerla sentirse un poco más a salvo de momento.
“No voy a dejar que esto me cambie – se dijo firmemente a sí misma -, pase lo que pase, descubra lo que descubra. Soy Emma Crowfield, soy Emma Crowfield…”

1 comentario:

  1. - No importa quién fueras o qué hicieras, estás aquí hoy construyendo un camino distinto, buscando un norte al que puedas llamar "mío".

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