"Espera fuera", me dice. Por supuesto, obedezco.
Debo reconocer que es una princesa bastante particular, que desde luego no tiene la etiqueta requerida pero que... bueno, lo intenta. En más de una ocasión debe olvidar que permanezco invisible y atento tras ella, cubriendo sus espaldas para cualquier ataque improvisto... debe olvidarlo porque pierde las formas sobremanera. Sin embargo no estoy en mi posición para juzgar, ni siquiera para opinar. Mi trabajo es sencillo: protegerla.
Nada más, y nada menos.
Pasan las horas y con su paso la lluvia aprieta fuera. Busco algún sitio que me permita estar a resguardo sin apartarme y sin perder de vista la entrada de la pequeña casa del lago. Por suerte la naturaleza decide apiadarse de mí y encuentro un árbol más o menos grande, pero hueco. A las ardillas que duermen dentro no parece importarles dejarme un rincón.
En este lapso de tiempo me llama la atención ver al señor Sheldon salir con un vestido sucio en las manos, empaparlo en el lago, frotar lo suficiente y después volver a entrar en la casa con la ropa chorreando.
Enarco una ceja, pero nada más.
No pasa demasiado rato hasta que veo salir a la princesa, y me dispongo a levantarme y seguirla a pocos metros, como es costumbre, cuando algo me deja parado en el sitio... El señor Sheldon sale tras ella, coge su rostro entre las manos y la besa en los labios. Durante un momento mi mano va al arma, pero solo puedo sonreír y negar con la cabeza cuando la respuesta de ella es una sonrisa triste, un gesto de despedida y una frase que el bosque y yo guardaremos en secreto.
Un lugar donde los sueños se hacen realidad, donde la magia tiene sentido y los imposibles son aventuras por llegar.
martes, 22 de julio de 2014
lunes, 21 de julio de 2014
Esto me convierte en... ¿pirata?
Desde que llegué a Metáfora, la vida
no ha dejado de darme sorpresas.
Descubrí que estoy maldita. Averigüé
que nací aquí. Conocí en persona al mismísimo Hans Christian
Andersen y eso me hizo un poco más feliz.
He aprendido que los tratos... se deben
hacer con mucho más cuidado. O mejor, evitarlos.
Que las historias no son siempre como
nos las cuentan.
¿Quién iba a imaginar que una de mis
favoritas se convertiría en mi realidad?
Una de las primeras Niñas Perdidas...
junto con mi hermano.
Ahora sé que me lo he encontrado, o
eso... insinuó. ¿Pero quién es?
No, esa no es una de las noticias más
inquietantes de mi vida.
Todo han sido mentiras.
¿Será verdad esto?
¿Será verdad que... él... es mi
padre?
Quiero creer que lo es, quiero
encontrarlo, saber si me quiere o ya se ha olvidado de mí. Lo peor
de todo es que también me lo he cruzado, ¡incluso me salvó!
¡Maldita sea! ¿Por qué?
Al fin comienzo a saber... quién soy.
Pero aún no me lo puedo creer.
Es imposible.
Mi padre es...
Mi padre es... James Hook.
¡El Capitán Garfio!
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