sábado, 23 de noviembre de 2013

A mi alcance...


Entré en la habitación del señor Céfiro Borousis. Estaba bastante nerviosa, se me había pedido que le atendiese personalmente.
Pero a pesar de sus preguntas intenté mantener la calma. Y sin embargo, desde ese momento supe que sospechaba algo.

Dejó la llave a mi alcance, como quién no quiere la cosa. Parecía una invitación a que la tomase, una prueba de la lealtad que no le tengo.
La superé, y a cambió como premio me entregó la llave para que la guardase de alguien que la andaba buscando.
En definitiva... para que la guardase de mí.

Estaba llena de júbilo. ¡Al fin había conseguido mi objetivo!
Pero era demasiado fácil. Tenía que haber algún truco... y no me equivocaba.

Al entregársela a Petrelli salió volando, atacado por ese mismo objeto. No puedo negar que se lo mereciese. Pero... ¿qué hago ahora?

Céfiro sabe que busco esa llave.
Petrelli no me dejará hasta que la consiga.

Y solo me pregunto desesperada quién será más benévolo conmigo a la hora de darme muerte

Tengo miedo de volver, de no conseguirlo. De morir en mi intento exasperado por salvar la vida.

Sacádme de aquí...

2 comentarios:

  1. Difícil camino te espera, joven Chrystalle, sé sabia haciendo tu elección o de lo contrario puede que sea la última.

    Al fin y al cabo, ¿qué demonio es peor?

    ResponderEliminar
  2. ¿Es fácil? Es una trampa ¿Es difícil? Es una trampa pero sin trucos. Al final, toda Metáfora es una gran trampa. Un Enigma que no debe resolverse, si quieres vivir tranquilo.

    ResponderEliminar