domingo, 31 de marzo de 2013

Órdenes

La tienda se encontraba sumida en el más absoluto silencio, como si la gruesa lona fuera capaz de dejar al otro lado los gritos de soldados dando órdenes o el tintineo de las armaduras que los hombres portaban.
 Los ojos del oficial daban vueltas de un lado a otro del inmenso mapa que tenía extendido sobre la mesa. Clavadas sobre él, varias pequeñas dagas grabadas en la empuñadura con la ilustre “N” de su nación: Nogmiah.
 Durante unos segundos, la lona se abrió dando paso al ruido del exterior y a un soldado que, tras dejarla caer a su espalda, hizo una reverencia marcial. 


- Señor, órdenes, señor 
- Acercaos – respondió secamente el oficial señalando al mapa 
- ¿Dónde queréis el ataque? – el soldado fijó su vista en un par de las dagas - ¿Aquí? – su dedo marcó uno de los puntos 
- No – el hombre sacó otro cuchillo, este algo más tosco, bajo la armadura de su antebrazo y lo clavó en otro punto distinto a los ya fijados – Aquí 
- Señor… - abrió mucho los ojos y tragó saliva, dudando sobre si quería preguntar o discutir – Eso es un pueblo 
- Veo que me seguís – asintió mirando fijamente al joven 
- Es… población civil, señor 
- Y vos un soldado – sonrió levemente – Y como tal cumpliréis mis órdenes 
- Sí, señor 
- Retiraos, y organizadlo todo para esta noche 

Tras una breve y nueva inclinación, el soldado abandonó la tienda de su oficial y mirando a su alrededor, no pudo sino pensar en la masacre que estaban a punto de realizar. 

- ¿Dónde queda el honor?

1 comentario:

  1. Se nos llena la la boca con la palabra "honor"... pero en tiempos de guerra su significado queda completamente obsoleto.

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