jueves, 21 de abril de 2011

Un recuerdo...

Son curiosas las gentes de Terrain (¿se escribirá así? ¿Me lincharían las masas si escribiera mal el nombre de su tierra?), y sobre todo sus mercados. No solo venden comidas extrañas, de sabores contradictorios como frutas con sabor a dulce, sino que son muy valoradas las artes...¡y qué artes!
Londres me gustaba, pero allí el arte era para la alta sociedad, era...¿valioso? Pero aquí las artes son tan valiosas que viven en todas partes, expuestas para todo el mundo, de cualquier clase y condición. Aquello no se parecía en nada nuestro mundo. En nuestro mundo el progreso es la industrialización, la búsqueda del menor coste y mayor producción y beneficios. Pero aquí parece que no se han olvidado del progreso "humano" (entre comillas porque visto lo visto en Metáfora lo humano no predomina mucho): la sociabilidad sin intereses, las artes, los sueños, las ilusiones...aquello sí que era un progreso que nuestra sociedad no es capaz de vislumbrar, quizás porque no es material. Allí había dos malabaristas, que hacían trucos que ni yo hubiera imaginado a soñar. Habían acabado y contaban sus monedas recaudadas.
-Disculpad.
-¿Si?- dijo el muchacho levantando la vista justo después de contar las monedas equitativamente entre los dos malabaristas.
-Son...buenos trucos. ¿Cómo los hacéis?
-¿De farsante a farsante?- preguntó él con una sonrisa irónica.
-¿Perdón, farsante?
-Sabemos reconocernos entre nosotros, somos como del gremio.
-Eh, ya.
-¿Qué queréis aprender?
-¿Los trucos que hacéis son con magia...o tienen truco?
-Ilusiones...solo ilusiones.
-No os comprendo.
-¿Cómo lo hacéis entonces?
-Pues, con trucos.
-Os enseñaré pero, ¿de cuanto hablamos?
-Os enseñaré un truco si me enseñáis a hacer ilusiones.
-Trato hecho.
Le enseñé un truco bastante simple, sacar una moneda tras la oreja, pañuelos inexistentes de la boca, incluso hacer aparecer cosas que él mismo llevaba en el bolsillo.
-Vuestro turno.
Él se crujió los dedos:
-Bien, realmente no hay ningún truco, solo usamos las ilusiones del espectador. Bien, pon las palmas de las manos juntas. Imagina lo que quieras...y aparecerá.
-No sé...
-Venga, una madeja de hilo.
-Vale. -accedí no muy convencido.
-Una madeja de hilo, una madeja de hilo, una madeja de hilo.- repetía concentrándose mientras yo miraba incrédulo.-¿En qué piensas?
-En que no va a aparecer una madeja de hilo.
-¡Vamos! ¡Esa no es la actitud! Tienes que creérlo, si no no saldrá.
-Bien...lo intentaré.

"Una madeja de hilo, una madeja de hilo, una madeja de hilo...vamos Eddy, solo tienes que creer"

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-Vamos Eddy, solo tienes que creer.
-Evelyn, no le hagas perder el tiempo al crío.- dijo un señor bigotudo ataviado con un traje de levita, que leía el Times con una pipa en la boca, sentado en un butacón de roble.
-No seas duro, Max.- le dijo la mujer-. A él le gusta.
-Tonterías.- respondió el caballero con un bufido mientras volvía a la lectura de finanzas.
-No es una tontería.- dijo el niño concentrado en medio del salón.- Mamá lo conseguirá.
El salón era enorme y las ventanas gigantescas estaban acompañadas de fantasmales cortinas, pero padres e hijo estaban concentrados al lado de la chimenea. No había mejor manera de pasar la lluviosa tarde de un sábado que al lado del fuego con la familia.
-Venga Eddy, solo tienes que creer. ¿Qué crees que aparecerá en mi mano?
-¡Una madeja de hilo!- gritó el niño, cuyo eco resonó en toda la estancia.
-¡Voilá!- gritó la madre haciendo aparecer una madeja de hilo de la nada.
-¡Bravo! ¡Bravo!- aplaudió el niño con fervor y admiración.

Cuando se apagaron las risas, Evelyn miró por la ventana y sonrió tan ilusionada como el niño.
-¡Anda, pero si ha escampado!
-¡Viva!
-¿Por qué no sacas a Nala y jugáis en el jardín?
-¡Síii!- gritó él mientras llamaba a gritos al cachorro de golden terrier-. ¡Nala! ¡Nala!

Cuando el niño salió al jardín de la mansión, su madre los observó cómo jugaban en el jardín con una sonrisa en los labios. De repente notó la presencia de su esposo detrás.
-Evelyn, se nos acaba el dinero.
A ella se le borró la sonrisa.
-¿Y qué vamos a hacer?
-Tendremos que deshacernos del perro...es una boca que alimentar que no nos podemos permitir.
-¡Le romperás el corazón a Eddy! Max...no lo hagas. ¡Te juro que mi manager me dará lo que me debe! Me lo juró tras la última actuación en Londres...
-Olvídalo. No volverás a ver al canalla de Mark Anderson. Ha desaparecido y mis acreedores cada vez están más impacientes. Puede que incluso tengamos que vender la casa.
-Oh, Max...
-Hay que deshacerse del perro.
-¿Y qué le diremos a Eddy?
-La verdad, ya va siendo hora de que crezca y se convierta en un hombre. Y llámalo Edward, que ya es mayorcito. Tengo que irme, mis acreedores tampoco esperan.

El hombre cogió su maletín, su bastón, su traje y chistera y salió de casa, sombrío. Evelyn soltó una lágrima al ver cómo su esposo despedía a su hijo fríamente en el jardín.

"Es hora de que crezca"

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"Una madeja de hilo, una madeja de hilo, una madeja de hilo..."

Levanté la palma de la mano...y allí estaba, de la nada, una madeja de hilo. El ilusionista quedó también impresionado.

-La verdad...te quería estafar, iba a apelar a tu ineptitud, pero resulta que has podido. ¿Tienes sangre de ilusionista?
-No...no lo sé.

Ya no sé apenas ni quién soy. Cada vez me percato del enorme puzzle que son nuestras vidas, y como todo empieza a encajar.

3 comentarios:

  1. Solo tienes que creer. Es lo importante.¿Ves? No es tan difícil.

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  2. LES DEJO ESTAS SI LES GUSTAN LAS FÁBULAS:
    http://basurerousurero.blogspot.com/2011/01/fabula-la-garza-presuntuosa.html
    http://basurerousurero.blogspot.com/2011/01/fabula-la-shushupe-y-el-otorongo.html

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  3. Es curiosa la forma en la que a veces dos madejas de hilo en apariencia lejanas... acaban unidas en un mismo nudo.

    ··Bufona··

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