sábado, 23 de noviembre de 2013

Malos hábitos

Abrió los ojos sobresaltado. Otros ojos claros se encontraban a pocos centímetros de los suyos. Sus ojos se abrieron de par en par, los de su visitante permanecían serenos. Trató de decir algo pero los dedos del muchacho se posaron sobre sus labios.

- Shhh… - negó con la cabeza, recomendándole al soldado que no gritase, que no alzase la voz más de lo debido y retiró los dedos llevándolos al cinto, donde una pequeña y retorcida daga descansaba aun dentro de su vaina
- ¿P… por qué? – desprovisto de sus armas y armadura, el hombre no sabía a qué aferrarse - ¿Vais a matarme? – susurró tragando saliva
- No – respondió el joven volviendo a negar con la cabeza levemente – Conservaréis vuestra vida, solo perderéis la lengua esta noche – su expresión era tranquila mientras desenvainaba la daga con un breve destello
- ¿Mi… lengua? ¿P… por qué? – no pudo evitar retroceder, pegando su espalda contra la pared
- Por uso indebido. Alguien quiere que la mantengáis lejos de las esclavas. Intentad no moveros
- Kha… Khalid…

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