miércoles, 28 de marzo de 2012

Entre mares de nubes


No... entiendo... todo es tan confuso y tan lento pero a la vez tan rápido que apenas puedo llegar a  reaccionar. Sus palabras, sus gestos. Una atronadora marcha de caballos amenaza con escaparase de mi pecho y cientos de huracanes se arremolinan en mis labios sin tener claro si respirar o resoplar entre vueltas...
Apenas intento responder y sus palabras y sus gestos se me acumulan en un interminable debe que se me antoja eterno. Buscas palabras como quien cuenta los granos de arena que la marea deja sobre tus pies, antes de acabar ya ha llegado otra ola, y luego otra, cada una de ellas más desconcertante que la anterior, y más cálida, y más cercana...
No, no, piensa Samuel, te atropellas y no ves lo que es, cuanto es, los límites, los espacios... tu posición al otro lado, es allí donde estás, da igual lo que creas oir o pienses, o quieras creer, estás al otro lado.
Más allá de la piel erizada y las palabras ahogadas por un necio beso furtivo que no se atreve a salir, ni la mirada cómplice, ni el gesto que quieres ver en su mirada.
Es la maldición del necio. Remar entre nubes solo te hace creer que puedes volar, aunque tus pies siempre tengan que tocar algún suelo...

... Supongo

1 comentario:

  1. Creer que puedes volar, joven Samuel, es el primer paso para hacerlo.
    No olvides que las nubes, como las estrellas, están en lo más alto, alguien tuvo que colgarlas ahí.

    Siendo así, volar es posible.

    ··Bufona··

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