Entré en la habitación del señor
Céfiro Borousis. Estaba bastante nerviosa, se me había pedido que
le atendiese personalmente.
Pero a pesar de sus preguntas intenté
mantener la calma. Y sin embargo, desde ese momento supe que
sospechaba algo.
Dejó la llave a mi alcance, como quién
no quiere la cosa. Parecía una invitación a que la tomase, una
prueba de la lealtad que no le tengo.
La superé, y a cambió como premio me
entregó la llave para que la guardase de alguien que la andaba
buscando.
En definitiva... para que la guardase
de mí.
Estaba llena de júbilo. ¡Al fin había
conseguido mi objetivo!
Pero era demasiado fácil. Tenía que
haber algún truco... y no me equivocaba.
Al entregársela a Petrelli salió
volando, atacado por ese mismo objeto. No puedo negar que se lo
mereciese. Pero... ¿qué hago ahora?
Céfiro sabe que busco esa llave.
Petrelli no me dejará hasta que la
consiga.
Y solo me pregunto desesperada quién será más
benévolo conmigo a la hora de darme muerte
Tengo miedo de volver, de no
conseguirlo. De morir en mi intento exasperado por salvar la vida.
Sacádme de aquí...