jueves, 26 de diciembre de 2013

martes, 24 de diciembre de 2013

Un nuevo comienzo

El rugido en mi estómago.

Mi corazón late con fuerza.

El aire está más limpio que nunca, el sol brilla con tanta fuerza que me duele. Las nubes han recuperado la forma de antaño, dibujan criaturas, cuentan historias que dejé de contemplar cuando llegó la sombra. No hay oscuridad en mis ojos. No siento el ansia, ni el hambre, ni la quemazón en el pecho que lucha contra el instinto de sobrevivir.

Calma. Silencio. Nada se agita en mi interior, soy dueño de mí mismo otra vez.

Quizás los dioses les mandaron en respuesta a tantos años de súplica. Nunca imaginé que fueran a responderme de una forma tan ruidosa.
Es como volver a nacer. Veo de nuevo la luz que las tinieblas atrapaban, y se lo debo a ellos.

Doy vueltas al anillo en mi dedo anular.
“Enid, creo que es hora de iniciar otro cuento”.


No sé qué ocurrirá ahora, no sé qué misterios esconde la niebla de este extraño lugar llamado Londres. Solo tengo una certeza: por primera vez en mucho tiempo, estoy en casa.

Lecciones

“Buena travesía”
Es todo cuanto puedo decir, un par de palabras y una sonrisa, mis mejores deseos y un silencio que permanece conmigo.

De algún modo, la gente a la que estimo, acaba marchándose. Las he visto partir de tantas formas que podría escribir un libro. Unos han ido a la guerra, para no volver. Otros han marchado en pos de sí mismos y se han extraviado por el camino, convirtiéndose en algo que no estaban destinados a ser. La decepción ha hecho que algunos también se embarquen, quizás para siempre. La muerte se ha llevado a otros tantos y las aventuras han raptado a muchos, apartándolos a cualquier rincón del mundo.
Las despedidas, en fin, siempre me dejan un sabor amargo. Pensaba que no habría “adiós” posible que no doliera un poco. Y sin embargo y para mi sorpresa y alegría, aún tengo mucho que aprender.

“Buena travesía”, os deseo. Que las estrellas y los dioses estén con vosotros pero sobretodo, sobretodo… que no os olvidéis de ser quienes al fin y al cabo me han dado una lección:

Amarga es la despedida… salvo que te deje en los labios el sabor y la promesa del reencuentro.


Gracias.

lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Por qué?

Frío... como si hubiera pasado horas a la intemperie y una rociada me hubiera calado hasta el alma. Tengo el cuerpo entumecido pero a pesar de esta sensación las manos me arden en el lugar donde hace unas horas hubo runas dibujadas. Abro los ojos y agradezco que apenas haya iluminación, puesto que la poca luz que hay me araña las pupilas.
Al mirar a mi alrededor lo primero con lo que tropiezo es con la sonrisa tranquila de la señorita Filia Van Tassel. Esa sonrisa es condenadamente contagiosa y no puedo evitar devolvérsela.

- ¿Estáis bien, Zack? - habla bajito, sin llegar a susurrar
- Vivo... lo cual creo que es... - mi sonrisa se borra, "y si yo estoy vivo..." - Señorita Van Tassel, la muchacha, ¿está...?
- Viva, y sorprendentemente ilesa. Moristeis, Zack... ella y sus amigos os trajeron de vuelta con ayuda de Kaliana
- Me... ¿trajeron? - mi preocupación se desvanece, se cambia el puesto con la sorpresa, aunque por una vez es una sorpresa agradable - El resto de ellos, ¿cómo están?
- Heridos, recuperándose de sus lesiones y tomando algo caliente. Alasther está bajo nuestra guardia y así permanecerá hasta que El Espejo se reúna. Ellos quieren hablar con nosotros, es lo mínimo que les debemos
- Tenéis razón, señorita, es lo mínimo... - asiento terminando de incorporándome


"¿Por qué me han salvado la vida?"

domingo, 1 de diciembre de 2013

Inalcanzable


Al fin entre mis brazos, su mano entre las mías.
Quizás sea cierto después de todo que no se puede coger una estrella, pues cuando por fin la sostuve ella ya no estaba conmigo.
Se me parte el alma, no hay más luces esta noche.


El primer beso que le di… fue para decir adiós.