sábado, 23 de noviembre de 2013

A mi alcance...


Entré en la habitación del señor Céfiro Borousis. Estaba bastante nerviosa, se me había pedido que le atendiese personalmente.
Pero a pesar de sus preguntas intenté mantener la calma. Y sin embargo, desde ese momento supe que sospechaba algo.

Dejó la llave a mi alcance, como quién no quiere la cosa. Parecía una invitación a que la tomase, una prueba de la lealtad que no le tengo.
La superé, y a cambió como premio me entregó la llave para que la guardase de alguien que la andaba buscando.
En definitiva... para que la guardase de mí.

Estaba llena de júbilo. ¡Al fin había conseguido mi objetivo!
Pero era demasiado fácil. Tenía que haber algún truco... y no me equivocaba.

Al entregársela a Petrelli salió volando, atacado por ese mismo objeto. No puedo negar que se lo mereciese. Pero... ¿qué hago ahora?

Céfiro sabe que busco esa llave.
Petrelli no me dejará hasta que la consiga.

Y solo me pregunto desesperada quién será más benévolo conmigo a la hora de darme muerte

Tengo miedo de volver, de no conseguirlo. De morir en mi intento exasperado por salvar la vida.

Sacádme de aquí...

Malos hábitos

Abrió los ojos sobresaltado. Otros ojos claros se encontraban a pocos centímetros de los suyos. Sus ojos se abrieron de par en par, los de su visitante permanecían serenos. Trató de decir algo pero los dedos del muchacho se posaron sobre sus labios.

- Shhh… - negó con la cabeza, recomendándole al soldado que no gritase, que no alzase la voz más de lo debido y retiró los dedos llevándolos al cinto, donde una pequeña y retorcida daga descansaba aun dentro de su vaina
- ¿P… por qué? – desprovisto de sus armas y armadura, el hombre no sabía a qué aferrarse - ¿Vais a matarme? – susurró tragando saliva
- No – respondió el joven volviendo a negar con la cabeza levemente – Conservaréis vuestra vida, solo perderéis la lengua esta noche – su expresión era tranquila mientras desenvainaba la daga con un breve destello
- ¿Mi… lengua? ¿P… por qué? – no pudo evitar retroceder, pegando su espalda contra la pared
- Por uso indebido. Alguien quiere que la mantengáis lejos de las esclavas. Intentad no moveros
- Kha… Khalid…